martes, 22 de septiembre de 2015

SI YO FUERA CORRUPTO...


La corrupción es uno de los males más graves que sufre nuestro país. De eso no hay duda, y posiblemente sea más grave que la guerrilla, los paramilitares o bacrim, sin contar con que la inequidad es posiblemente la causa raíz de todos nuestros males. La corrupción ha permeado todos los rincones de nuestra sociedad, hasta el punto de que ya no sabemos cuáles son los límites de lo moral o de lo corrupto. Si, mis amigos, lo digo porque en el subconsciente colectivo se ha instalado la idea o sueño del “dinero fácil”. Ya no nos conformamos con apostarle a la lotería sino que hacemos todo lo posible por enriquecernos sea como sea. El “todo se vale” se ha apoderado de nuestras conciencias, llevándonos por caminos muy cuestionables, caminos que se han vuelto costumbre, hábitos y creencias que marcan nuestra cultura. Por eso me he puesto en la tarea de imaginar qué haría si fuera corrupto.

Si yo fuera corrupto, rompería desde muy temprano con mis principios y valores, nacidos y fortalecidos en el seno de mi familia. Eso sería lo primero, para no tener reatos de consciencia. ¡Que pereza! Si no he terminado bachillerato por bajo rendimiento escolar, compraría el título para poder entrar a estudiar derecho, comprando el título también, qué carajo, carrera que me dará muchos dividendos: ¿Cuántas viudas ingenuas e inexpertas caerán en mis manos,…digo, arcas? ¿Cuántos incautos me darían anticipos para adelantarles sus procesos, sin que yo me preocupara por llevarlos a buen término? ¿Cuánto dinero les sacaría para comprar jueces y fiscales, para comprar testigos falsos, para falsificar documentos en notarías, en oficinas de instrumentos públicos, en el Agustín Codazzi, en la Registraduria, en la DIAN,…donde sea y como sea?

Si yo fuera corrupto, buscaría ocupar cargos públicos por nombramiento o por elección popular, que por cualquier lado me permitieran obtener ganancias, ya sea por acción o por omisión. Y si es preciso darle parte de mi sueldo a un político que tome decisiones o tenga influencias para que me nombren, pues “…cuente con eso doctor”. Y si fuera un contratista, “…cuente con el 10, el 30 o el 50%, mi doctor”, no hay problema.  Pero si soy yo el de las influencias, pues yo quiero es estar en donde se toman las decisiones y se manejan los presupuestos, no faltaba más, me aseguraría de que ese empleado o contratista que se gana su platica gracias a mi “generosidad”, me guardara mi parte sin que esos dineros tuvieran que pasar por mis cuentas bancarias. Qué tal guardar unos milloncitos en efectivo, en una caja fuerte que tendría en un apartamento donde “amarro mis vaquitas” con frecuencia. Esas que me mandan mis amigos agradecidos y con las que hacemos bacanales cada vez que celebramos un “triunfo”. ¿Qué tal si mejor los convierto en testaferros y les exijo el pago al retirarme de mi cargo?  Pagos que me harán, “financiándome” mis campañas para nuevas elecciones, por ejemplo, o para épocas de vacas flacas. Es que hay que ser previsivos mis amigos: no todas las elecciones se ganan.

Si yo fuera corrupto, y ya tuviera mucha plata, haría inversiones en finca raíz, construyendo para el Estado vivienda de interés social, incumpliendo los estándares mínimos, “que eso nadie se da cuenta” y “el pobre no reclama ni tiene con qué poner demandas”. Eso sí es negocio, pelados. Y si demandan, pues yo sabría cómo poner la justicia de mi lado. No hay problema. Pero podría buscar también la banca de inversión para atraer incautos, pensionaditos, viudas solitarias e indefensas. Podría crear burbujas y espejismos, no importa, que después me puedo autoexiliar, y declararme perseguido político, y seguir manejando el resultado de mis esfuerzos de toda una vida desde las Islas Caimán. Todo se puede arreglar, ustedes saben.

Pero como no soy corrupto, sí quisiera que mis amigos no lo fueran, estén donde estén, hagan lo que hagan. Y señores y señoras, si creemos que hay uno, por lo menos uno, solo uno, que no lo sea, y quiera representarnos en las próximas elecciones, votemos por él. Y roguemos para que no se corrompa por ese camino tortuoso del ejercicio del “servicio a la patria”.


PEDRO PARAMO
15 de septiembre 2015





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