“ALA ES GRANDE”
Usted y yo podríamos haber nacido
en Siria, en Irak, Pakistán o en Dubái, pero no, nacimos en Colombia, el país
del sagrado corazón, y por eso somos cristianos y no musulmanes. Pero también
podríamos haber nacido en los barrios marginales de París, Bruselas o Toronto,
donde abundan los musulmanes. Resulta mis amigos que la religión es un asunto
cultural y geográfico, sin olvidar los componentes antropológicos, sociológicos
y psico-espirituales. Hoy, incluso, tiene un carácter predominantemente geopolítico.
La pregunta es ¿por qué está
sucediendo lo que está sucediendo? ¿Esto es nuevo? Y podríamos decir que no, que no es nuevo, es
repetitivo en el tiempo. Basta recordar las guerras religiosas cruentas e
inhumanas de otras épocas. ¿Podría alguien pensar que las cruzadas cristianas
contra los musulmanes y otros herejes eran paseos de las hermanitas de la
caridad? ¿O cree alguien que Saladino los recibía con manjares y mujeres
hermosas bailando semidesnudas la danza de los siete velos? No, mis amigos, la
crueldad y el odio eran inmensos, como ahora.
Ahora bien, en todas las
religiones hay extremistas, particularmente en las que lo político, lo social y
lo religioso van unidos, como en el Islam. ISIS (Estado Islámico de Irak y
Siria) o EI, como se ha hecho llamar el grupo terrorista de los recientes
atentados en Paris, es realmente “DAESH”, un ejército terrorista yihadista. Esta palabra también
puede significar “algo que aplastar o pisotear”, “intolerante”, o “el que
siembra la discordia”, según nos dicen los expertos traductores árabes, traducción
que al grupo terrorista no le gusta y “amenaza con cortarle la lengua a
cualquiera que utilice esta palabra”, advierte la prensa parisina, después de
que el presidente Francois Hollande la ha usado en su discurso
de declaratoria de guerra, luego de los atentados.
“DAESH” reclama un califato para ellos, que son la secta
sunita, 85% de los musulmanes del mundo, y por ello se ha tomado parte de Irak
y de Siria. El último califato fue el Imperio Otomano, destrozado en la segunda
guerra mundial, cuando se lo repartieron Rusia, los EEUU y sus Aliados, de
acuerdo con sus intereses económicos. Matan al grito de “Ala es grande”, con un
odio total a Occidente, que identifican como el “mal absoluto”. Esta semana han
dicho que “van por Roma y su cruz” y que “convertirán la Casa Blanca en negra”,
después de incendiarla y hacerla estallar.
Lo cierto es, mis amigos, que la comunidad musulmana internacional, no acepta este enfoque apocalíptico, terrorista y criminal de su religión. Y la verdad es que todas las religiones confluyen en el amor y no en el odio. Recuerdo una oración Sufí, movimiento filosófico muy cercano a mis afectos, y que dice así:
Lo cierto es, mis amigos, que la comunidad musulmana internacional, no acepta este enfoque apocalíptico, terrorista y criminal de su religión. Y la verdad es que todas las religiones confluyen en el amor y no en el odio. Recuerdo una oración Sufí, movimiento filosófico muy cercano a mis afectos, y que dice así:
SALAT (Oración a Dios)
Benignísimo Señor, Maestro, Mesías,
Y Salvador de la Humanidad,
Te
saludamos a Ti con toda humildad.
Tú eres la primera causa y el último
efecto,
La Luz Divina y El Espíritu de Guía,
Alfa y Omega.
Tu Luz está en
todas tus formas,
tu Amor en todos los seres,
en una amorosa madre, en un
bondadoso padre,
en un inocente niño, en un amigo que ayuda,
y en un maestro
inspirador.
Permítenos reconocerte
en todos tus nombres y formas sagrados:
Como Rama, como Krisna, como Shiva, como Buda;
permítenos reconocerte como
Abraham, como Salomón,
como Zarathustra, como Moisés,
como Jesús, como
Mahoma,
y en muchos otros Nombres y Formas,
conocidos y desconocidos para el
mundo…
Que el Mensaje de Dios se extienda a lo largo y ancho,
Iluminando y haciendo
a toda la humanidad
como una sola hermandad en la Paternidad de Dios. Amén.