MADRE LAURA: UNA BUENA HISTORIA
Terminó la semana pasada MADRE LAURA,
LA SANTA COLOMBIANA, realización de Caracol, llenando con creces las
expectativas de los televidentes, no solo por su buena factura (guion, fotografía,
escenarios, vestuario de época, actuaciones…) sino por haber logrado
contextualizar la vida de la misionera, canonizada recientemente por el Papa
Francisco, a tal punto que logramos vislumbrar la violencia partidista de
finales de siglo XIX y de principios del siglo XX, el machismo imperante o “patriarcado” -también llamado así por los
historiadores-, la lucha de la mujer por educarse y adquirir autonomía y
respeto en la sociedad, el gamonalismo y la lucha de clases, la discriminación
racial –muy marcada en la serie-, además de las virtudes y pecados de la
sociedad de la época, no muy distintos a los de la actual, les cuento. Confieso
que no soy muy religioso mis amigos, pero como libre pensador soy muy
respetuoso de todo lo bueno de las religiones y de aquellos que promueven el
culto a Dios, desde cualquier ángulo.
Y les cuento que me enamoré de
esta mujer por su verraquera, su persistencia, su convicción, por la entrega
total a su misión. No se qué tanto sea verdad y que tanto ficción, pero me
atrevo a pensar, por las características del personaje, que la realidad supera
a la ficción en este caso. Hay que ver cómo sobrellevaba cada una de las
dificultades, con ese espíritu combativo, esa entereza que como se decía en esa
época era propia “únicamente de los hombres”. Qué mal comportamiento de la
mayoría de los varones que interactuaron con ella, particularmente la de los
curas, que con contadas excepciones le hicieron la vida imposible. Que mal
parada queda la Iglesia Católica, particularmente sus jerarcas, que cuando
vieron el empuje y el crecimiento humano y espiritual de esta mujer, sintieron
celos, envidia, rabia…y muchos otros bajos instintos, no muy propios de quienes
usan hábitos y fungen como intermediarios
con Dios. No creo que el Canal, la producción y dirección, se hubiera propuesto
mostrarnos aspectos tan relevantes de la vida de la Santa, distorsionando el
comportamiento de curas y jerarcas en su relación con ella. Sé que se
documentaron muy bien pues tengo familiares y amigos cercanos entre las altas
directivas del Canal.
Francisco, el Papa del “recen por mí”, del perdón a
aquellas mujeres que hayan abortado, del respeto por las parejas gay, del
énfasis en el apoyo a los más pobres y en particular a los niños, el defensor
del medio ambiente, aquel que quiere revolcar las finanzas del Vaticano para
sacarlo de la corrupción que lo ha permeado, ese mismo que quiere sacar a la
Iglesia del acartonamiento y de los vicios de pederastia que se han vuelto pan
de todos los días entre religiosos y jerarcas, tiene que sentirse muy satisfecho
de haber canonizado a esa impresionante mujer que dedicó su vida a la educación
de los indígenas y negritudes, comunidades ignoradas por el Estado y por la
Iglesia, incorporándolos a la sociedad o por lo menos tratándolos como a seres
humanos y no como animales sin alma.
Pionera en muchos aspectos,
resultó nuestra Madre Laura. Como defensora de los derechos de la mujer puso la
vara alta. Como educadora, propició la educación igualitaria para hombres y
mujeres. Como líder social, se impuso a las jerarquías de la Iglesia Católica
para llegar a donde no habían querido o podido llegar los curas flojos y
contemplados, que parece eran la mayoría en su época, abriendo caminos a
comunidades abandonadas e ignoradas, alfabetizándolos, enseñándoles a salir de la
pobreza y a defenderse de gamonales y terratenientes que querían robar sus
tierras. Bueno, una golondrina no hace verano, pensarán ustedes, pero miren que
al morir Laura, su comunidad tenía cerca de 400 lauritas, como cariñosamente se
les llamó y se les llama aún. Antioquia y particularmente Jericó, tienen que
sentirse muy orgullosos de la santa colombiana. Que buena serie mis amigos.
Felicitaciones al Canal Caracol.
PEDRO PARAMO
5 de septiembre 2015
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