viernes, 16 de octubre de 2015


…Y LE HICIERON CONEJO



En esta época, intensamente electoral, con las consabidas compraventas de votos y seductoras propuestas, con sorprendentes alianzas y con encuestas que predicen empates técnicos por doquier, vale la pena recordar aquella fabula de autor desconocido por mí, que conocemos desde niños quienes tenemos ancestros paisas y disfrutamos la picaresca de esa pujante región.  Se trata, mis amigos, de la reunión de los animales de la selva para elegir su rey…

Había mucho descontento porque siempre era el león quien los presidía. El tigre, ni corto ni perezoso, había desplegado con sus asesores mucha propaganda negra, buscando desprestigiarlo, apoyado eso si, por la hiena, viejo enemigo de aquel. Porque como dicen los que lo han vivido: “En la política se hacen falsos amigos y verdaderos enemigos” y la hiena era un verdadero enemigo del león.


 Llegado el día de las elecciones, todos los animales comenzaron a votar, uno a uno, como era la costumbre, pasando frente a los jurados que eran la lechuza, la serpiente y precisamente la hiena. Ya por la tarde, muy cerca al cierre de las votaciones, se dieron cuenta de que todos los animales habían ejercido el sagrado derecho, menos el conejo,…y la elección estaba empatada: mitad por el león y mitad por el tigre. Muy ligerito el tigre y la hiena se secretearon… y el candidato salió corriendo “como alma que lleva el diablo” en busca del conejo.

El conejo estaba acostado, haciendo pereza en su cueva.

- ¿Qué le pasa Tío Conejo?, dijo el tigre, ¿Por qué no ha ido a votar si las elecciones están buenísimas?   

- ¡Ah! Tío Tigre, es que estoy muy desalentado, pasando hambre, sin trabajo,…mi mujer me dejó y se llevó todos los chinos.

- No se preocupe Tío Conejo, que eso lo arreglamos. Más bien compóngase y nos vamos a votar.

- ¿Meterme yo esa caminada, con esos calores que están haciendo? Nooo, Tío Tigre, no cuente conmigo. 

El tigre se quedó maquinando qué propuesta le hacía al conejo. Y finalmente le dijo:

-Camine Tío Conejo que yo le consigo un mercadito, mucha mermelada de zanahoria y lo invito a rumbear para que supere la tuza, pero vamos a votar, que eso es muy importante para la democracia. ¿Le gustaría trabajar en una Notaría?

El conejo, que no, que no tenía ánimos, que mejor dejaran las cosas así. Y el tigre que yo lo llevo, que tranquilo, que yo lo monto en mi lomo…

-Bueno Tío Tigre, está bien, pero la condición es que me lleve y me traiga montado, quiero todos los beneficios,...y yo voto por usted.

-Listo Tío Conejo, apure pues que se nos hace tarde…

El conejo se entró a la cueva y salió con sombrero, zamarros y una silla de vaquería. El tigre abrió los ojos espantado y dijo:

-¡Noo, Tío Conejo, ni riesgos que yo me deje poner una silla de montar! ¡Una silla no! ¡Eso si no!

Y el conejo, tranquilo, le dijo que dejaran así, que él no viajaba incómodo. Que si no había silla él no iba.

-¡Bueno, bueno, apure pues, póngame la silla y nos vamos!

El conejo volvió a la cueva y sacó la jáquima y el freno. Cuando el tigre lo vio, pegó el brinco y desaforado le rugió al conejo que estaba loco si creía que le podía poner freno. Casi se lo come.

- ¡No, eso no! ¡Qué humillación!

El conejo se regresó tranquilo a la cueva y se volvió a acostar. El tigre desesperado daba vueltas a la entrada.. y por fin aceptó.

-Yo quiero que me lleve bien montado y que vayamos seguros, dijo el conejo, poniéndose las espuelas.

-¡Nooo, no, ni de fundas Tío Conejo!  Mejor dejemos así…, rugió el tigre.

-Le prometo Tío Tigre que yo no le rastrillo las espuelas. Yo lo trato con mañita ¡Tranquilo!

Aburrido el tigre aceptó, pues se acercaban las cinco de la tarde y se iba a cerrar la elección. Solo fue montarse mis amigos para que el conejo templara las riendas y le rastrillara las espuelas, sin consideración alguna. Y el tigre salió “como alma que lleva el diablo”. Pasaron montes y praderas hasta llegar al bosque, donde los animales vitorearon al conejo con admiración. Este se ajustó el sombrero, soltó el freno y se bajó de la silla con habilidad. Con paso lento y ceremonioso, se acercó a la mesa, donde estaba la lechuza, la serpiente y la hiena. Esta última se frotaba las patas con una sonrisita socarrona…, pero el conejo dijo:

-¡Voto por el león! ¡Al tigre lo dejo para silla!

Y estallaron los aplausos…Y el tigre se desplomó.

Y ahí surgió, amigos míos la expresión tan conocida por todos de “…le hicieron conejo”. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

PEDRO PARAMO

16 de octubre 2015

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domingo, 11 de octubre de 2015

“TIMOCHENKO”




Nacido en Calarcá en 1959, criado en Quinbaya, Quindío, a los 12 años ya formaba parte de la Juventud Comunista (JUCO), gracias a la fuerte influencia de su padre y de su madre en su orientación política. De niño leyó la Biblia de principio a fin, libro que le pareció “de historias bonitas, aunque algunas violentas”. Leyó novelas rosa que descubrió en un baúl donde sus padres guardaban sus secretos, pero allí también se encontró con una colección de libros de José María Vargas Vila, ese tolimense brillante, panfletario radical y hasta anarquista, que además era ateo y enemigo de la Iglesia Católica y de los terratenientes, a los cuales cuestionaba en sus columnas periodísticas y en sus libros. Posteriormente leyó a Marx y a Mao, a quienes considera “pedagógicos” en sus escritos. “De muy fácil lectura”, dice él.  Ahí está la fuente de su ideología y de su inspiración.


A los 17 años, “por convicción” y por algo de “aventura” decidió irse “pal monte”, como se decía en esa época. Sus primeros entrenamientos los recibió en San Juan de Sumapaz, donde conoció a Jacobo Arenas y a “Tirofijo”. Ya eran unos “viejos para él” y se sorprendió de la fortaleza de estos para recorrer cañadas y monte. Igualmente lo sorprendía Cano, su jefe inmediato durante muchos años, quien a pesar de su aparente fragilidad era de una fortaleza increíble pero casi ciego,” pues sin gafas no veía nada”. Timochenko considera que Santos tomó una mala decisión política al atacarlo “con 800 hombres y no menos de 40 aeronaves, entre helicópteros y aviones, para asesinarlo y eliminar a su interlocutor”, cuando ya Cano le había extendido la mano de la paz, según él, después de asumir el cargo de comandante supremo de las FARC. “Si eso no hubiera pasado, ya se habría firmado el acuerdo de paz”, dice él.

Y digo “dice él”, mis amigos, porque este jueves en la noche, Lisandro Duque, Gerente del Canal Capital (“el canal de las minorías”), lo entrevistó en la Habana Cuba, después del acuerdo parcial firmado entre Santos y la guerrilla. Duque, antropólogo como Cano, “amigo suyo”, hombre de izquierda moderada, quien ha tenido reconocimiento nacional e internacional como guionista y director de cine, aprovechó sus contactos para lograr esa primicia, sin forzarlo mucho y más bien mostrando el “ángel” que aún subsiste en el guerrero. Eso le permitió a “Timochenko” mostrar una faceta desconocida de hombre sensible, campechano, con un discurso “greco-quimbaya”, más que “greco-caldense”, este último elitista, según mi amigo Lisandro. 


De niño, Rodrigo Londoño Echeverry, alias “Timoleón Jiménez”, “Timochenko”, le ayudo a su tío a “atender borrachos” en la cantina del pueblo, y ” eso le aburría”. Veía películas mexicanas, como las de Cantinflas, Viruta y Capulina, así como a Ringo y Yango, películas de pistoleros gringos; vio Tiburón y también Estado de Sitio, “película que lo impactó mucho”. Escuchaba a Miguel Aceves Mejía y veía películas de Chaplin, pero también películas colombianas como La Estrategia del Caracol, la Virgen de los Sicarios, Los Niños Invisibles, precisamente una película muy galardonada, dirigida por mi amigo Lisandro Duque, el condescendiente entrevistador.

Pero aparte de esa faceta amable, simpática y bonachona que mostró “Timochenko”, hombre con más de 100 órdenes de captura, condenado a 178 años de cárcel por rebelión, homicidio agravado, secuestro, terrorismo, la toma del municipio de Gigante, Huila, la toma de Mitú, el asesinato de Monseñor Isaías Duarte Cansino y Consuelo Araujo Noguera, “la Cacica”, el reclutamiento de menores, entre otros, además de ser buscado por INTERPOL y su cabeza estar avaluada en cinco millones de dólares por los EEUU, y otro tanto en Colombia, dijo cosas importantes:

“Los revolucionarios no vivimos de odios.”

Si me pongo a pensar en las afrentas, “si me pongo a pensar en eso, ni la mano se la doy”, a Santos.

Hablando de Santos, “tenemos el mismo objetivo los dos: construir un camino que permita la reconciliación”.

“Si estas negociaciones fueran para terminar en la cárcel, no hubiéramos avanzado”.


Y a la pregunta, por fin cuestionadora, de Lisandro, de que los medios dicen que “ustedes se apoderaron de tierras y que ustedes son los terratenientes”, dijo “Timo”, como le decimos en confianza: “Claro que tenemos tierras, cuando en Casa Verde vimos que teníamos mulas y necesitábamos pastos, pues compramos fincas. Pero las fincas de los paras en los llanos son trofeos de guerra” y continuó el máximo comandante de las FARC: “queremos desarrollar allí proyectos productivos cuando hagamos la paz”. “Y estamos dispuestos a decir la verdad”.

Y a la pregunta, también cuestionadora, aunque parezca redundancia, sobre “pedir perdón a las víctimas” dijo: Cuales víctimas, cual perdón, cual llorar, “es una canallada, una cochinada que quieran que les pidamos perdón a las violadas de 4 años hasta 74. Es una matriz inventada. Si fuera cierto les aplicaríamos a los autores consejo de guerra”. Y continúa, “se dan casos aislados, que se cuentan con los dedos de las manos, y terminaron fusilados”.

“La guerra es lo más improductivo que hay”. “Vamos a crear riqueza”. “Mejoremos el nivel de vida de todos”, dijo como político en campaña. Ojala lo veamos dejando y entregando las armas mis amigos. Y añadió que “hay que despenalizar el consumo de la droga” y que “el narcotráfico es un factor de violencia”, vean ustedes. “En la visión de sociedad que tenemos no tiene cabida el narcotráfico. El narcotráfico es factor de retraso, ha atrasado los cambios. Es una visión del mundo que permea la revolución”, reiteró.

“No se puede castigar el delito de la pobreza”…”todos los líderes sociales que estén presos deben salir libres tan pronto hagamos el acuerdo de paz”, remató el Dr. Rodrigo Londoño, ese médico cardiólogo que se formó profesionalmente en la Patricio Lumumba en la antigua Unión Soviética, y militarmente en la antigua Yugoslavia, especializándose en inteligencia y contrainteligencia, especialidades que lo llevaron a la cúpula de las FARC y a ser uno de los pupilos más queridos por “Tirofijo”. Al final dijo, “Timoleón Jimenez”, con una sonrisa amplia y acogedora: “Convirtamos a Bogotá en la capital de la paz”.

Juzguen ustedes mis amigos. Ojala que no hayamos visto un lobo con piel de oveja, que quiere llegar al corazón de los colombianos, pues se nos presentó como un hombre bueno, cosa que propició Lisandro Duque, mi amigo, con mucha condescendencia repito, y seguramente con buenas intenciones.

 PEDRO PARAMO

9 de octubre 2015

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jueves, 8 de octubre de 2015

El “DESLIZ” DE DOS GRANDES


¿Quién no ha tenido un desliz en la vida? Una palabra de más, una mirada de más, una caricia de más, una mala inversión, una mala escogencia de pareja, un mal amigo o amiga, algún acto de violencia incontrolable, un olvido, una mala salida, un mal paso… Son muchas las posibilidades de tener un desliz, realmente. Recuerdo que hacia los 19 años, cuando estudiaba segundo semestre de medicina, carrera que no continué, mi madre contrató a dos negritas chocoanas -una de 16 y otra de 20- para atender a toda la muchachada pues éramos 12, seguidos uno tras otro, con diferencia de un año a lo sumo. La menor era hermosísima, o por lo menos a mí me lo parecía. Recuerden mis amigos que alguien muy sabio dice que “la belleza está en los ojos de quien mira”. Y claro, a esa edad, con todo el desarrollo hormonal en pleno, el filtro con que se mira no es el más preciso. Pero realmente era bella,…es una raza muy bella. Fue “amor a primera vista”: sus faldas muy cortas, sus nalgas firmes, su caminar cadencioso por los corredores, las habitaciones y patios de la casona solariega en que vivíamos, su risa provocativa, adornada de dientes muy grandes y blanquísimos, se confabulaban para que sucediera lo que sucedió. Y eso que la competencia era fuerte: por lo menos había otros seis ojos que competían con los míos. Pero ella se fijó en mí. ¡Cosa grave! Y grave porque vivía en la misma casa, como antes, como en otras épocas. Mirada va, mirada viene, risita va, risita viene, rose va, rose viene… Y pasó, lo que tenía que pasar…

Mi madre que no era boba y cuidaba la manada con ojo avizor, se dio cuenta de los movimientos, captó las vibraciones amorosas, esos devaneos difíciles de ocultar a edad temprana. Un día, una semana después de la llegada de Martina, como se llamaba, llegué de la universidad con los “arrechocitos” alborotados, dispuesto a todo... ¿Y saben qué mis amigos? Ya no estaban las negritas. Mi madre las había despedido. Había tomado una decisión a tiempo, pues de lo contrario, muy seguramente, habría un Pedrito Paramo achocolatado.

Sé que a muchos les hubiera gustado otro final, mejor dicho, que hubiera coronado, y a muchas les parecerá lo mejor, pero mi historia va encaminada a recordar que dos de nuestros grandes hombres no tuvieron una madre avizora o no encontraron obstáculos para lograr darle rienda suelta a las primeras experiencias sexuales. Hoy tenemos a Rodrigo Armando Lara, candidato a alcalde de Neiva, como seguro ganador, hijo extramatrimonial de Rodrigo Lara -desliz de juventud-, el exministro de justicia inmolado por el Cartel de Medellín. Este médico huilense, hijo de la secretaria del Partido en Neiva, parece clonado del original. Cosa que a su hermano nunca le ha gustado, y menos ahora que es el director de Cambio Radical. Se refiere a él como “el homónimo”, con cierto sentimiento y rabiecita. Rodrigo, el próximo alcalde de Neiva, fue educado por su madre y prácticamente no conoció a su padre sino por TV o por los periódicos. Lo vio un par de veces en campaña, sin que pudieran tener una verdadera conversación padre e hijo. Sin embargo, Rodrigo Armando se siente muy orgulloso de ser hijo de uno de los más importantes mártires del narcotráfico y por eso peleó en los estrados judiciales el derecho al apellido, logrando su objetivo años después de la muerte trágica de su padre.

A Luis Alfonso Galán, le sucedió algo similar, solo que contó con el apoyo de Luis Carlos, su padre, desde muy temprano, aunque su madre, una joven y repolluda campesina boyacense, que trabajaba como empleada doméstica en casa de la familia Galán, lo escondió con sus padres hasta los seis años en una finquita en las afueras de Bogotá, creyendo que los Galán se lo quitarían. La verdad es que los abuelos paternos lo protegieron, incluso la esposa de Luis Carlos y los hermanos de éste estuvieron y han estado pendientes de él. Entre padre e hijo sí hubo, en este caso, un dialogo frecuente, que los mantuvo unidos hasta la muerte del caudillo. Sin embargo, un hombre como Galán, excelente padre, excelente hermano, hijo y esposo, que no le tenía miedo a Pablo Escobar, tuvo miedo al qué dirán si reconocía públicamente a su hijo extramatrimonial. Luis Alfonso tuvo que dar una batalla jurídica también para obtener el apellido de su padre, lo cual logró nueve años después de su asesinato. Y resulta que este Galán, no quería estudiar: pensaba que si en su familia materna habían sobrevivido sin estudiar, por qué el no. Error que le ayudaron a corregir sus tíos, quienes veían en él  otra prolongación de Luis Carlos. Hoy Luis Alfonso es abogado de la Libre, especializado en la Javeriana y recibió parte de la herencia de Luis Carlos Galán. No es su clon, como no lo es Juan Manuel ni Carlos Fernando, y si lo es Claudio, hoy cónsul en París, pero lleva con orgullo la misma sangre de uno de los hombres más importantes que ha dado la patria. El trabajo que realiza hoy con víctimas de desplazamiento en el Ministerio del Interior, lo están preparando para cumplir un papel muy importante en el postconflicto. Es mi amigo y sé que no descarta la posibilidad de ser elegido a un cargo público. Lo veremos como Senador en un tiempo no muy remoto. ¿Qué dirán sus hermanos?  También ellos andan celosos. Eso lo se mis amigos. Pero lo que sí creo es que la familia Galán se merece todo el reconocimiento del país, todos los privilegios que han obtenido por elección o por nombramiento, y no merecen los ataques de un columnista que por su odio visceral a Vargas Lleras, ha enfocado sus baterías contra los Galán. Eso será tema de otra columna. En cuanto al desliz de los dos grandes, hay que decir que sucede en las mejores familias. Es la condición humana.


PEDRO PÁRAMO
8 de octubre 2015
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lunes, 5 de octubre de 2015

EL VIVO VIVE DEL BOBO…


En un viaje reciente a Palmira, Valle, tuve una experiencia que me abrió los ojos: el taxista me confesó que era “guerrillero”. Y digo “guerrillero” entre comillas, porque cuando me contó su historia comprendí lo que significaba. Nunca había tenido entrenamiento militar, no sabía que Tirofijo ya había muerto, ni quien fue Cano y mucho menos Márquez o Timochenko, y tampoco había participado en secuestros o en acción militar alguna contra policías, soldados o población civil, ni era narcotraficante o financiador de la guerrilla; simplemente le parecía que era el momento para salir del closet y declararse guerrillero pues, decía él, siempre había sido simpatizante de las FARC, y eso le podía representar auxilios del gobierno y, quien sabe, hasta una casita gratis. Les confieso que me asusté un poco, pues pensé que podía secuestrarme o extorsionarme…no sé, la prevención es grande mis amigos. Lo cierto es que este hombre ya había sido “victima” de los paramilitares, “damnificado” de la avalancha de Armero y acababa de llegar de Cúcuta, donde había intentado hacerse pasar como “deportado” por Maduro, esta vez sin éxito. Era un experto en sacarle partido a todo lo que se llame auxilios del gobierno a víctimas de desastres y ahora estaba dispuesto a intentarlo todo a partir de la firma de los acuerdos de paz para salir de la guerra, el gran desastre nacional.  No los acuerdos de paz, sino la guerra, aclaro.

Y ahí fue donde se me abrieron los ojos y comprendí que estamos ad-portas de que se vuelva a cumplir ese adagio popular que dice que “el vivo vive del bobo y el bobo de papa y mamá”, donde el bobo es el Estado, o el gobierno de turno, y papá y mamá los colombianos y colombianas –para recordar a Maduro con sus camaradas y “camarados”- por aquello de la equidad de género. Y no es que sea una vivatada exclusivamente colombiana, no. También se ha dado en México, en Haití, Chile, Guatemala…, en la India, en el Japón. Es una oportunidad para los más pobres y para las mafias que se aprovechan de ellos, quitándoles muchas veces oportunidades o beneficios a los verdaderos damnificados y víctimas.

Si bien es cierto, la crisis humanitaria de la frontera con Venezuela fue muy bien manejada por el gobierno, que no tanto la diplomática, hay que blindar el proceso de paz contra este flagelo del oportunismo de algunos, que gracias a la debilidad de nuestras instituciones y a la corrupción administrativa, se apropian de buena parte de los recursos que destina el Estado para situaciones de crisis. ¿Se imaginan un Plan Colombia postconflicto, con millones de dólares mal administrados? ¿Se imaginan a la Unión Europea enviándonos euros por montones para ayudar a financiar la postguerra? ¿Se imaginan una mermelada de ese tamaño, sumada a la del presupuesto nacional que destinemos para ese cometido, en manos de corruptos y avivatos? ¡Claro que se lo imaginan!

Los acuerdos de paz son un hecho: se van a firmar en marzo 23 del 2016, a más tardar. Es lo que se llama un parto por cesárea, con fecha predeterminada. Si no se hace a tiempo, se corre el riesgo de perder el bebé. Y eso lo saben Santos y Timochenko que serán las parteras que atenderán ese evento tan importante para los colombianos. Pueden pasar muchas cosas entre la fecha en que se planea la cesárea y la de la cesárea misma: que se venga el bebé antes de tiempo, es una, y no requiere operación (felices los colombianos y en particular el gobierno); que no se haga la cesárea planeada y que el bebé muera (frustración para todos los colombianos y desastre para este gobierno), y tercero que se cumpla la fecha y nazca un bebé sano (todos felices), incluyendo a Uribe y sus pupilos. Y digo que el expresidente Uribe se pondrá feliz pues este hombre brillante pero terco, a pesar de su odio visceral a Santos, lleva en el corazón la Patria. De manera que preparémonos para lo que se viene en el 2016 y no solo hagamos votos por la paz sino también porque la mermelada que llegue se distribuya bien y cumpla con sus objetivos. ¡No más patria boba!   

PEDRO PARAMO

5 de octubre 2016