martes, 15 de diciembre de 2015

EL VICE: 101


Le han aparecido muchos enemigos últimamente, más que de costumbre, y quien sabe si algunos de éstos habrán frotado sus manos de satisfacción, pensando que el susto vivido esta semana por todos sus admiradores, al verlo caer desplomado, cuan largo es, podría ser más que un susto y saliera por doble w de la carrera presidencial del 2018, anticipada como cosa rara en nuestro país. Pero no, fue un susto nada más. Sin embargo, también hay que verlo como una alerta que le hace su cuerpo ante la forma como atenta contra él. Y si, mis amigos, pues hay que hablar de atentados porque ya lleva dos graves (2002 y 2005) y otros amagues, por parte de sus verdaderos enemigos políticos. No tendría sentido que él mismo siguiera atentando contra su vida fumando como loco y tomando tinto como barril sin fondo. Quienes lo conocemos de cerca sabemos que es un trabajador compulsivo, comprometido con lo que se propone, casi psicorígido en el cumplimiento de metas, que se fastidia con la mediocridad e incompetencia (comportamientos que lo hacen muy antipático a veces), enemigo de la corrupción y, por qué no decirlo, de guerrillas, paramilitares y el narcotráfico, particularmente.

Proviene de la más rancia estirpe liberal, nieto de Carlos Lleras Restrepo, presidente de Colombia de 1966 a 1970, uno de los protagonistas del 9 de abril y de la imposición de su sucesor cuando parecía ganar las elecciones el General Rojas Pinilla, según algunos historiadores. El mismo que se atrevió a plantear una Reforma Agraria que si no hubiera sido por el Pacto de Chicoral que firmó Pastrana padre, liquidándola de un plumazo, hubiera cambiado el campo colombiano, las mismas relaciones de poder y tal vez evitado tanto derramamiento de sangre. ¿De ganar Rojas Pinilla, habría aparecido el M19?  ¿Los hijos de la Capitana hubieran cogido ese camino que le ha hecho tanto daño al país? ¿Tendríamos a un Petro gobernando la Capital, o mejor, desgobernándola? ¿Habría habido holocausto en el Palacio de Justicia? El pasado no se puede cambiar mis amigos, pero si reinterpretar.

De ahí proviene German Vargas Lleras, y la cercanía de Luis Carlos Galán con Carlos Lleras los convirtió en grandes amigos en lo personal y en lo político. El Vice estaba a su lado cuando Galán fue baleado tristemente en Soacha aquel trágico día, que nos dolió a tantos. Su perfil político es reformista, como el de Galán, pero también se le cataloga de “Uribista sin Uribe”, después de que se distanciaron por razones similares a las de Santos y Uribe. Ahora hay algunos interesados en distanciar a Vargas Lleras y a Santos, pero el Presidente sabe que su Vice es 101, es decir, un hombre que da el 101% y es su mejor funcionario. Por eso no comparto la perseguidora que le ha montado mi admirado Horacio Serpa, celoso tal vez del predominio que ha alcanzado en Bogotá, ahora que Peñalosa venció a Pardo, destacado alfil del liberalismo. Claro que entre ambos hay muchas historias que los distancian. Todos lo sabemos.

Pero lo bueno es que German Vargas Lleras se levantó, y después de esos quince eternos minutos de inconciencia, dijo aquí estoy y sigo siendo una opción para el 2018. También el Presidente Santos sabe que de fracasar el proceso de paz con las FARC, que podría pasar, se requeriría una mano fuerte para manejar la escalada de violencia que se vendría. Ya se habla de que en un hipotético caso de fracaso de las negociaciones, el Presidente renunciaría para que Vargas Lleras asumiera la presidencia. Ese es el juego mis amigos.


PEDRO PARAMO
8 de Diciembre 2015 

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