EL VICE: 101
Le han aparecido muchos enemigos
últimamente, más que de costumbre, y quien sabe si algunos de éstos habrán
frotado sus manos de satisfacción, pensando que el susto vivido esta semana por
todos sus admiradores, al verlo caer desplomado, cuan largo es, podría ser más
que un susto y saliera por doble w de la carrera presidencial del 2018,
anticipada como cosa rara en nuestro país. Pero no, fue un susto nada más. Sin
embargo, también hay que verlo como una alerta que le hace su cuerpo ante la
forma como atenta contra él. Y si, mis amigos, pues hay que hablar de atentados
porque ya lleva dos graves (2002 y 2005) y otros amagues, por parte de sus
verdaderos enemigos políticos. No tendría sentido que él mismo siguiera
atentando contra su vida fumando como loco y tomando tinto como barril sin
fondo. Quienes lo conocemos de cerca sabemos que es un trabajador compulsivo,
comprometido con lo que se propone, casi psicorígido en el cumplimiento de
metas, que se fastidia con la mediocridad e incompetencia (comportamientos que
lo hacen muy antipático a veces), enemigo de la corrupción y, por qué no
decirlo, de guerrillas, paramilitares y el narcotráfico, particularmente.
Proviene de la más rancia estirpe
liberal, nieto de Carlos Lleras Restrepo, presidente de Colombia de 1966 a
1970, uno de los protagonistas del 9 de abril y de la imposición de su sucesor
cuando parecía ganar las elecciones el General Rojas Pinilla, según algunos
historiadores. El mismo que se atrevió a plantear una Reforma Agraria que si no
hubiera sido por el Pacto de Chicoral que firmó Pastrana padre, liquidándola de
un plumazo, hubiera cambiado el campo colombiano, las mismas relaciones de
poder y tal vez evitado tanto derramamiento de sangre. ¿De ganar Rojas Pinilla,
habría aparecido el M19? ¿Los hijos de
la Capitana hubieran cogido ese camino que le ha hecho tanto daño al país?
¿Tendríamos a un Petro gobernando la Capital, o mejor, desgobernándola? ¿Habría
habido holocausto en el Palacio de Justicia? El pasado no se puede cambiar mis
amigos, pero si reinterpretar.
De ahí proviene German Vargas
Lleras, y la cercanía de Luis Carlos Galán con Carlos Lleras los convirtió en
grandes amigos en lo personal y en lo político. El Vice estaba a su lado cuando
Galán fue baleado tristemente en Soacha aquel trágico día, que nos dolió a
tantos. Su perfil político es reformista, como el de Galán, pero también se le
cataloga de “Uribista sin Uribe”, después de que se distanciaron por razones
similares a las de Santos y Uribe. Ahora hay algunos interesados en distanciar
a Vargas Lleras y a Santos, pero el Presidente sabe que su Vice es 101, es
decir, un hombre que da el 101% y es su mejor funcionario. Por eso no comparto
la perseguidora que le ha montado mi admirado Horacio Serpa, celoso tal vez del
predominio que ha alcanzado en Bogotá, ahora que Peñalosa venció a Pardo,
destacado alfil del liberalismo. Claro que entre ambos hay muchas historias que
los distancian. Todos lo sabemos.
Pero lo bueno es que German
Vargas Lleras se levantó, y después de esos quince eternos minutos de
inconciencia, dijo aquí estoy y sigo siendo una opción para el 2018. También el
Presidente Santos sabe que de fracasar el proceso de paz con las FARC, que
podría pasar, se requeriría una mano fuerte para manejar la escalada de violencia
que se vendría. Ya se habla de que en un hipotético caso de fracaso de las
negociaciones, el Presidente renunciaría para que Vargas Lleras asumiera la
presidencia. Ese es el juego mis amigos.
PEDRO PARAMO
8 de Diciembre 2015
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